Para la mayoría de las personas, la función de un escrito, una imagen, un relato (o cualquier otro tipo de "contenido") es trasmitir información. Comúnmente, los mensajes son considerados como mecanismos para entregar información, o sistemas para "trasportar ideas". Pero, además de un rol informativo, los contenidos cumplen un rol social: construyen comunidades.
La función social de los contenidos se ha hecho muy evidente tras el desarrollo de Internet. Las llamadas "comunidades virtuales" han surgido y prosperado en torno a determinados contenidos (almacenados o distribuidos en la web). A partir de un interés común (la apicultura, el fútbol, la música, la educación, etc...) las personas han formado grupos que -básicamente- intercambian contenidos. Estos grupos se crean, se mantienen unidos y prosperan... gracias a la información que circula entre sus miembros!
Pero éste no es un fenómeno exclusivamente actual, surgido de las modernas tecnologías... compartir información siempre ha unido a las personas. Así como hoy se comparten contenidos por e.mail (o en foros, boletines electrónicos, blogs, archivos descargables, material de lectura en línea, etc...), siglos atrás se intercambiaban por cartas y manuscritos. Muchas sociedades profesionales y científicas comenzaron como intercambios epistolares entre personas con intereses comunes. Más tarde, aquellas epístolas se convertirían en boletines que -con el correr del tiempo- darían lugar a las publicaciones científicas, tal como hoy las conocemos.
En el libro "Comunidades Imaginadas", el sociólogo Benedict Anderson sostiene que compartir contenidos fue un ingrediente fundamental en la formación de las naciones modernas, en los siglos XVIII y XIX. Esta circulación de información fue decisiva para la preparación de documentos tales como las Declaraciones de Independencia, las Constituciones, los Tratados, o las Cartas Magnas. Documentos que daban a las personas un fuerte sentido de pertenencia y sentaban las bases para la construcción de comunidades.
También en esos tiempos fue muy fuerte la influencia de contenidos populares, como los periódicos, los folletines, las novelas, o los pasquines. Según Anderson, aquello que construía comunidad entre los habitantes de las incipientes naciones no era la información en sí misma, sino la identificación social resultante de la difusión de esa información. Los periódicos no sólo generaban un sentido de comunidad a través de las noticias que relataban, sino que su propia circulación (su distribución entre personas muy diversas y dispersas) daba a la gente una sensación de unión y cercanía, que no existía a nivel físico. Las personas se sentían unidas, porque sabían que estaban recibiendo el mismo periódico.
El acceso a un mismo contenido lleva a personas diferentes, desconocidas y distantes geográficamente, a estrechar lazos sociales y a construir una "identidad grupal". Hoy, millones de personas que leen un mismo periódico mientras viajan, durante el desayuno, o en su trabajo, sienten que participan de un ritual que -si bien lo hacen en solitario- tiene una resonancia colectiva. Los programas de radio y televisión también son ejemplos de contenidos que proveen un sentido de comunidad.
Cuando llegan a su trabajo, muchas personas comentan aquello que vieron en televisión, o que escucharon en la radio. Esos comentarios generan una interacción social: un debate, un intercambio de opiniones, una reflexión grupal, etc...
Esto podría compararse con la "camaradería momentánea" que logra el público en una sala de cine (por ejemplo, todos ríen o lloran a la vez), o los espectadores de un partido en un estadio. Estas aglomeraciones sociales viven una experiencia de comunidad, a partir de compartir un "contenido"... sea éste una película o un evento deportivo.
La información une, porque -a través de ella- las personas elaboran un significado en común y acceden a una memoria colectiva. Las historias, los símbolos, los mitos y las tradiciones que dan identidad a una comunidad, no son más que contenidos compartidos. Hoy en Internet, miles de personas que no se conocen (y que ni siquiera habían escuchado unas de otras antes), pueden compartir una misma información y tener la sensación de vivir "algo en común"... y de estar haciendo algo juntas.
La comunicación -más allá de trasmitir información- conecta a las personas. Comprender el rol social de los contenidos nos ayuda a visualizar nuevos usos para ellos, que permitan a las personas hacer mucho más que recibir ideas: organizarse tras determinada meta y concretar proyectos colectivos. Producir y difundir contenidos es una forma de acercar a las personas, de unirlas y de permitirles elaborar comunidades... con su propia dirección y sentido.
Extraído http:/www.efectividad.net
Comentario Adjunto: El ser humano es un ser gregario y todo el desarrollo al que puede acceder está directamente relacionado con el uso de la comunicación con otros, de esa manera amplía su inteligencia y desarrolla todas sus habilidades, por ello se hace indispensable la participación en actividades donde interactúe con otros y puedan sentirse participando de una agrupación donde va a crear un sentido de pertenencia, especialmente si considera que esta contribuyendo al desarrollo grupal. y debo agregar que actualmente será mucho más fácil la participación dado que tenemos la posibilidad de actuar vía electrónica aprovechando la tecnología Internet. |